Este año que pasó fue de aprender a cuidar el flujo de caja, entender que este dinero no es mío, es de mi negocio, y que las decisiones que tome afectarán el negocio. Comencé a tomar decisiones importantes y a dejar de gastar el dinero en cosas personales. Cada centavo vale, así que comencé a registrar absolutamente todo. También comencé a llevar unos inventarios muy detallados y a sacar los costos reales de los productos, que, la verdad, al principio era un completo desastre. Me pasaba mucho que mis amigos me invitaban a cosas y lugares donde terminaba rechazando el plan porque, aunque tuviese dinero, realmente no tenía, ya que era de la tienda. Siento que esto me ha ayudado a mejorar mi relación con el dinero y a verlo como un medio y no un fin.