Vida de coloresSi la aparto de ese embrujo y la vuelvo arco iris, la espero en silencio con ese baúl donde guardo gritos, allí los voy clasificando por colores.
Pero cuando el dolor llega, el negro es un relámpago sangrando noches y no sé cómo parar esa lluvia por donde viaja su mirada, con esos ojos mojados se entrega, sin saber si las aguas nos arrastran por días grises. le grito que mueva los brazos para que todos sepan que nuestro amor es un molino de viento que sopla para que podamos tener un color que nos avive la emoción.
¡Qué hermoso está el día! — me dice—porque la tarde tiene su piel,
su calor ardiente,
sus labios borrándose con los míos.
Entonces el grito es un silencio ahogado y comienzo un viaje sin destino por la autopista de su mirada.
En ese azul profundo nuestro destino es permanecer.