¡Hola, amigos!En mi familia hay una actividad que hacemos todos juntos y nos encanta: nadar. Recuerdo que mi abuela siempre bromeaba con mi madre y le decía que al parecer había parido peces en lugar de niños, ja, ja, ja, así que se imaginarán lo mucho que disfrutamos del mar, la piscina o el río. Por eso, cuando visitamos a mis padres en Caripe, mi papá nos llevó a una pequeña poza cerca del centro del pueblo que, entre semana, no recibe visitantes, ya que sus aguas no son profundas.
Sin embargo, nosotros disfrutamos de nuestra tarde allí porque teníamos todo el lugar para nosotros y el agua estaba helada, algo que valoramos mucho en esta época en la que el calor reina en este estado. Aunque debo confesarles algo: los ríos me dan un poco de miedo, pero un poco, ya que hay muchas hojas y peces, por lo que cada vez que me rozan me invade el temor de que sea algún animal peligroso. Es un miedo que me acompaña desde que, de pequeña, nos encontramos una culebra cerca de un río.
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