En Cumaná, estado Sucre, sigo descubriendo espacios únicos, autóctonos y llenos de originalidad. En mi afán de buscar los últimos minutos del sol, y ver que no me daría tiempo de llegar a mi lugar habitual de observación, me detuve frente a un pedacito de mar que descubrí en el barrio "El Guapo" en Puerto Sucre. Varios peñeros (botes de pescadores) reposaban ya en las tranquilas aguas después de las labores cotidianas.

En la edición de Let's Make a Collage 229 tenemos la oportunidad de crear sobre un lienzo limpio y virgen que acepta cualquier propuesta. Yo decidí duplicar la imagen proporcionada y enfrentar los dos fondos de arena, los cielos quedaron a ambos extremos. En uno hay planetas, mundos desconocidos, incógnitas. En el otro lado está ella, confundida por la niebla, enraizada en este mundo, solitaria. Una pequeña ave le cuenta sus secretos y surge la esperanza.

Bajo el mismo cielo y el mismo mar, en las orillas y costas de Venezuela nacen los pueblos humildes. Cada casa tiene su historia y todas están llenas de fe y deseos de superación. En Marigüitar, estado Sucre, Venezuela. Transité por las calles vacías y capturé la esencia que se guarda celosamente tras las puertas y ventanas.

Es un placer acercarme de nuevo a la aventura del collage. Con tantos cambios que surgieron últimamente me sentí un poco desconcertada, espero retomar las habilidades creativas y acompañarlos en esta fiesta artística. Para disfrutarla aquí tienes la entrada Hagamos un collage - Ronda 228

Hoy quise honrar la memoria de mi querida Anita, llevándole unas flores al lugar donde reposa desde hace ya un año. ¿Quién dice que ir al cementerio produce tristeza? Todo era luz y color. El árbol que me recibió al entrar al cementerio de Cumaná, comienza a mostrar sus racimos de flores amarillas que contrastan con el intenso azul. Luego dos girasoles hermosos parecían querer saludarme con chispitas de brillantes de agua brillando con el sol. Todo junto me produjo la sensación de paz y calma que necesitaba para reflexionar acerca de la vida y la muerte, tema obligado cuando venimos a este lugar.

En Cumaná, los crepúsculos son una exhibición que nos ofrece la naturaleza que no podemos perdernos. Cada día es un nuevo comienzo que termina al anochecer, esa hora mágica cuando el cielo estrena mil colores y el aspecto de lo cotidiano cambia por completo. Solo hacen falta 10 minutos para vivir una historia diferente que conecta al cielo con el mar. Para mí es esencial este contacto con mi entorno como pude presenciarlo el día de ayer.