Verónica era una niña muy organizada, se estresaba si cualquier cosa no estaba en su lugar, pero bueno, eso fue hasta un momento preciso en su vida en que todo cambió. Su alcohólico padre y su descuidada madre al fin habían afectado el alma de la criatura. Ella estába a punto de cumplir 15 años cuando murió su padre, adiós a su fiesta de 15 años. Sin embargo ella no se deprimió, siguió tan jovial como siempre. Seis meses más tarde su madre enfermó, una extraña variable de la gripe había llevado su cuerpo hasta los huesos. De cualquier manera Verónica ya había empezado a trabajar en un taller de serigrafía para poder sobrevivir ya que no tenía ningún familiar cercano que quisiera ocuparse de ella.