Al zorro puso un granjero a cuidarle el gallinero; pensarán de entrada ustedes «pero qué granjero bobo, es lo mismo que un pastor le pida un favor a un lobo» La historia se cuenta sola, pero a esta la narro yo por lo extraño en que suceden las cosas ¡válgame Dios! El asunto es que una tarde el hombre se enamoró de una joven tuerta y coja y que además de frentona tenía una enorme joroba. La joven iba llorando porque había perdido a un gallo, gritaba que andaba loco por querer ser un caballo, que a otra granja se había ido detrás de una hermosa yegua. Al sentir que iba sufriendo el granjero la llamó; quiso hablarle, le hizo seña, pero ella no se detuvo porque iba a buscar su gallo para darle con un tubo. El granjero que era ciego, que además era soltero y buen amigo de Dios, pidió a este que le enviara a un ángel que le cuidara a sus hermosas gallinas mientras él iba detrás de su hermosa golosina. En eso el zorro pasaba y se hizo pasar por pato, poniendo cara de bobo, de que no quebraba un plato; y el granjero le confió todito su gallinero. Iba el granjero detrás, iba la joven delante; la joven buscando al gallo para darle un tatequieto; el granjero apresurado, tropezando y muy inquieto porque si no la alcanzaba jamás conocería nieto. Llegó a la granja la joven donde el gallo ahora vivía, lo agarró por el pescuezo para darle una batía; el gallo intenta zafarse, lucha por salvar su vida; la mujer lo tiene listo para zanjarle una herida, pero justo llegó el hombre y al escuchar la pelea, le dijo que lo dejara, que herirlo era cosa fea. ─No ensucies así tus manos que son dos flores hermosas, olvídate de ese gallo que en mi casa tengo muchos y son para ti mujer, si aceptaras ser mi esposa. ─¿Por qué se burla de mí si soy tuerta y mire, también coja; y además de ser frentona tengo esta enorme joroba. ─No me burlo, no, no, no; es que es muy triste matar a un gallo que estando enfermo le da por ser un caballo, mejor perdónalo ya. Y si aceptas mi pro