Ay, mi dulce estrella que fugaz pasaste,
tu que me robaste mi primer deseo,
vienes y me tientas con tu brillo argento,
en estas frías horas donde escapa el sueño.
Miro tu destello, tu plateado brillo,
pienso en el pasado que me duele tanto;
pienso en el deseo que mande a tu abrigo,
ese que por miedo no sigo esperando.