Noche de béisbol en Dodgers Stadium. Los 10.000 primeros afortunados fans en llegar al corso de Los Ángeles, obtendrían una bobblehead (especie de muñeco plástico con resorte en la cabeza, emulando el jugador objetivo) con la imagen de Shohei Ohtani. Algo que es una especie de rito entre el conjunto y sus fanáticos, lo cual se repite unas tres veces al año. Fácil es entonces, dar cuenta de la leyenda representada por el japonés, al punto de establecer una máxima: "en noche de bobblehead con el samurai, hay jonrones asiáticos" Y en efecto, el hombre ya acostumbrado asombrar a quienes le vemos en el plato, la desapareció dos veces detrás de la cerca, para ayudar en la paliza 19 a 2 de los esquivadores vs. los Atléticos de Las Vegas. Pero toda desgracia en un juego de pelota, encierra historias para contar a los nietos, de parte de los protagonistas del desafío.