La creación como proceso que comienza en la mente del creador, toma forma en la mente creadora y no será visible para otra hasta que inicie la formación y construcción.

Como creador humano, nuestra imaginación hace uso de cantidad de herramientas aportadas por la educación formal o informal, vivencias, herencia cultural y genética y posiblemente otras que se me escapan en el momento.

Un poeta crea una canción, un relato, un salmo con las palabras y lo plasma sobre el papel, pero antes de existir el papel y la pluma, lo guardaba en la memoria y en cada exposición cambiaba, a veces sí, a veces no.
Hasta que descubrió la escritura y con pinceles o cinceles la grabo en piedra, pergamino, papiro y papel. Sin olvidar la arcilla.

El poeta trabaja sobre papel, el pastelero sobre un mesón y el constructor arquitecto sobre el terreno, con material extraído de la misma tierra.
Como un árbol surgiendo de una semilla enterrada, así surge un edificio. Primero, en la mente del arquitecto que con sus trazos y cálculos, plasmará en un plano, su poema para convencer al inversor y dar la directriz para los obreros.

Curiosamente, cuando se apresta el inicio de la obra, el trabajo toma un cariz que asocio con otras artes, por un lado, lo primero será preparar el terreno, limpiar y hacer un hueco, como el agricultor que se dispone a sembrar.
Aún falta un tiempo, antes de que algo se pueda apreciar y como si se tratara de una obra de teatro, todo se arma tras un telón; en este caso una barda que no solo impida el paso, sino la vista del curioso.
En el caso de las imágenes, el curioso fui yo, que al pasear, además de mover el cuerpo, ocupo la vista e intento capturar la belleza o descubrir lo que me pueda inspirar, hacer crecer o beneficiar.

Al capturar las imágenes de las grúas, era la segunda vez que esta construcción llamaba mi atención. Ocupa toda una cuadra y no pequeña, no hace mucho que instalaron las grúas, pues meses atrás el lugar ya estaba cercado, pero fue la semana pasada cuando al pasar por la calle paralela, las advertí, y al lanzar la mirada a un camión que descargaba concreto pre mezclado, advertí la profundidad del foso excavado.

Ignoro la altura que alcanzará la construcción o para que será destinada, pero contemplarla me llevo a reflexionar acerca de los pasos a dar en los días por venir.

Con la energía suficiente y determinación todo es posible, así que en lugar de sentarme a rememorar y contemplar como cualquier jubilado o contar batallitas, ando planeando que puedo sembrar y hacer crecer antes de que llegue el inevitable momento de descansar.

Mientras continuo caminando y construyendo en el presente, disfrutando hoy sin esperar a mañana, ni soñar con regresar al ayer, no contaré los árboles sembrados, las empresas o las palabras escritas, menos los hijos con que me bendijo la vida.

Creation, as a process that begins in the mind of the creator, takes shape in the creative mind, and will not be visible to another until its formation and construction begin.

As a human creator, our imagination draws on a number of tools provided by formal or informal education, experiences, cultural and genetic inheritance, and possibly others that escape me at the moment.

A poet creates a song, a story, a psalm with words and puts it on paper. But before paper and pen existed, they stored it in their memory, and with each exposure it changed, sometimes yes, sometimes no.
Until they discovered writing, and with brushes or chisels, they engraved it on stone, parchment, papyrus, and paper. Not to mention clay.

The poet works on paper, the pastry chef on a counter, and the architect-builder on the ground, with materials extracted from the earth itself.
Like a tree growing from a buried seed, so a building emerges. First, in the mind of the architect, who, with his strokes and calculations, will capture his poem on a plan to convince the investor and provide guidelines for the workers.

Curiously, when the construction begins, the work takes on a tone I associate with other arts. On the one hand, the first step is to prepare the land, clear it, and dig a hole, like a farmer preparing to sow.
There's still time before anything can be appreciated, and as if it were a play, everything is set up behind a curtain; in this case, a fence that not only blocks passage but also the view of the curious.
In the case of the images, the curious one was me. When I walk, in addition to moving my body, I engage my eyes and try to capture the beauty or discover what might inspire me, make me grow, or benefit me.

Capturing the images of the cranes was the second time this construction caught my attention. It occupies an entire block, and it's not a small one. The cranes were recently installed, as the site was already fenced off months ago. However, it was last week when, passing by the parallel street, I noticed them. Glancing at a truck unloading premixed concrete, I noticed the depth of the excavated pit.

I don't know how high the construction will reach or what it will be used for, but contemplating it led me to reflect on the steps to take in the days to come.

With enough energy and determination, anything is possible, so instead of sitting around reminiscing and contemplating like any retiree or telling stories, I'm planning what I can sow and grow before the inevitable time to rest arrives.

As I continue walking and building in the present, enjoying today without waiting for tomorrow or dreaming of returning to yesterday, I will not count the trees planted, the companies I have built, or the words I have written, much less the children with whom life has blessed me.