Hola, amigos entrañables de esta comunidad de #holos-lotus. Vengo, como de costumbre, a leer vuestros posts, a aprender de sus enseñanzas y compartir con ustedes, alguna que otra experiencia que me ha resultado de utilidad, con el deseo de que les resulte provechosa a ustedes también. Acá, en mi Cuba de los apagones, hay un refrán que se ha convertido en una advertencia constante, a la hora de emprender cualquier proyecto, ya sea de índole colectiva o individual; tal refrán reza: "El que mucho abarca, poco aprieta" Y aquí les dejo esta publicación, intentando apretar mucho y abarcar poco, pero lo suficiente como para merecer vuestra atención.
Cuando se habla del fracaso o del retraso en cuanto a alcanzar las metas, los sueños, los objetivos trazados, casi siempre se alude a: la falta de preparación, la insuficiente voluntad, a la escasez de recursos u oportunidad; pero muy pocas veces se habla de la falta de concentración, de enfoque, de una estrategia definida.
Conozco a mucha gente que no ha conseguido alcanzar sus objetivos, porque no supieron centrarse en lo importante ni establecieron prioridades. Recuerdo una ocasión en que participé en un evento acerca del liderazgo. Dicha preparación, hacía énfasis en la estrategia y la concentración.
En una de las sesiones preparatorias, el profesor Timothy, un hombre muy joven con unos conocimientos y un carisma enorme. Entró al salón de conferencias y nos dictó una clase de unos escasos quince minutos, en la que repitió más de quince veces las palabras: objetivos, enfoque y responsabilidad. Sin estas, decía Tim, nunca alcanzaríamos el éxito. Pasados los ya mencionados quince minutos de exposición, nos dijo: basta de charlas, ustedes deben estar saturados de tanta teoría. ¿Qué les parece si nos divertimos un rato? Todos aceptamos con entusiasmo. El profesor sacó de un bolsillo un globo blanco, lo llenó de aire, lo ató y, antes de liberarlo para comenzar el juego, nos pidió con amabilidad: por favor, no pierdan de vista este globo blanco, pues lo voy a necesitar luego. No se preocupe, profesor, dijimos casi a coro e inmediatamente comenzó la diversión.