2da CONVOCATORIA Un Poema de Desamor / Como trenes que transitan... (Tránsito del humo) (ESP/ENG)

2025-03-25T21:40:21
Hola amigos de #Soloescribe, regreso otra vez a esta maravillosa comunidad con un poema para la convocatoria lanzada por @restaurador.
En esta ocasión la iniciativa me hizo recorrer caminos inesperados, buscando en la memoria de las personas la huella de un tren que hace más de treinta años no alegra con su fragor este pueblo.
Visitando las instituciones locales, lo primero que pude constatar fue el total desconocimiento de la historia local que dicen defender. Ni el museo ni la biblioteca municipales me pudieron ofrecer absolutamente ninguna luz acerca de la fecha en que el tren llegó hasta Cumanayagua, ni la fecha en que se retiraron los rieles.
La falta de respuestas fue tan épica que solo un atisbo de cortesía me permitió no responder con sarcasmo.
Averiguando con historiadores aficionados que se dedican a otros campos de investigación, supe que la instalación del ramal cumanayaguense debió ocurrir entre 1910 y 1916. Esto se debió al desarrollo cañero local, que por los volúmenes de producción alcanzados necesitaban de formas de transporte modernas.


La estación original, que persiste hasta nuestros días, podría ser posterior a la instalación de los rieles.

Según mi padre la línea se terminó de retirar en 1994, con la intención de sustituirla por una de vía ancha, capaz de servir para el transporte de carga. Señalo de nuevo que esta fecha es tentativa, proveniente de la memoria de los pobladores y en especial mi padre, ante la incapacidad de las instituciones locales de proveerme ningún dato al respecto.
A veces se siente casi como una escena surreal de una película psicodélica. ¿Cómo es posible que las instituciones encargadas de ello no recuerden un evento de hace apenas treinta años? Esto me recuerda la incapacidad de los habitantes de Vani (ciudad de "Caminaba un hombre", novela escrita por Otar Chyladze) para recordar los manzanares arrasados por una estampida humana después de apenas una generación. García Márquez le haría un cuento al menos, quién sabe si hasta una novela, a esta aprendida incapacidad para recordar los errores de los que no se equivocan jamás .
La sustitución de la vía férrea nunca sucedió y mi pueblo se quedó cojo cuando el desastre económico necesitaba de corredores ágiles o más bien héroes helenísticos. También quedé yo sin locomotoras que fotografiar, pero estoy dispuesto a hacer trampa y ver lo que la marea tenga a bien traer.


Veo veo... ¡Dos coche-motor!

La fotografía la tomé yo, único acto de mi autoría, pero:
  • la ilustración es obra de @maiasun84,
  • forma parte del libro "Cabeza de manada", de la autoría de @restaurador,
  • el libro fue editado por la casa editorial Ediciones Mecenas, un abrazo bien grande a @ernestopg.
En esta imagen se ve un par de lo que espero sean coche-motor y no solo vagones de pasajeros.
Los rieles ya no existen y el andén tampoco, cedieron su espacio a una serie de traspatios cercados y tapias de concreto que violan casi toda ley existente en cuanto a protección del patrimonio y regulación urbanística.
Pero hay esperanza todavía: el tanque de agua que abastecía los trenes de vapor sobrevive milagrosamente. Adosados a la pared inferior del mismo podemos observar algunos raíles, usados como base para la pieza del fondo, pues el tanque está constituído por planchas de metal remachado (con vigas internas para prevenir la deformación por el peso del agua), acorde a la tecnología imperante en Cuba en el primer cuarto del Siglo 20.


El tanque de agua original que abastecía los trenes de vapor de la época, sobrevive real maravillosamente.

Con las reglas ya mal cumplidas, pero cumplidas al menos en mi imaginación, podemos llegarnos al poema, que es lo que todos esperan, en vez de seguir en divagaciones melancólicas sobre trenes fantasmagóricos y amor al patrimonio perdido.

Tránsito del humo
Son tus palabras
como los trenes que transitan,
carbones tejidos en tu voz:
“porque no hay nada que pensar”
en plena incandescencia.
Son émbolos que repiten el camino
y se desgastan
contra la pared interna,
lúbrica y circular,
mientras el vapor en huérfana ascensión
de una locomotora que ya pasó
aprende historias del viento y los rieles.
Son nubes que viajan
para soltarlo todo sobre desprevenidos,
gotas que vienen a corroer
no con el impacto
sino con el flujo insistente de la lluvia,
ácida como la nada
que te viene a los labios
con asfixiante ligereza.

Una última regla por cumplir nos resta: cursar una invitación. En este caso invito pues a @joalheal, y que la poesía siga su curso por la autopista de #Hive.
Estamos a medio camino, justo donde el tren nos dejó, aunque nadie recuerde bien cual fué el ultimo día en lo vieron ir. Creo que mi Macondo se merce el regreso de esa máquina capaz de obrar milagros económicos sin pedir fe en primaveras que nadie ha visto.


ENGLISH VERSION


Hello friends of #Soloescribe! I return once again to this wonderful community with a poem for the poetry contest launched by @restaurador.
This time, the initiative led me down unexpected paths, searching through people's memories for traces of a train that hasn't brought its rumble to this town in over thirty years.
After visiting local institutions, the first thing I confirmed was the complete lack of knowledge about the local history they claim to preserve. Neither the municipal museum nor the library could offer me any information about when the train first arrived in Cumanayagua or when the rails were removed.
The absence of answers was so staggering that only a shred of courtesy kept me from responding with sarcasm.
Through conversations with amateur historians who specialize in other research areas, I learned that the Cumanayagua branch line was likely installed between 1910 and 1916. This was due to the local sugarcane industry's growth, which required modern transportation methods for its increasing production volumes.


The original station, which still stands today, might have been built after the rails were installed.

According to my father, the tracks were completely removed in 1994, with plans to replace them with a broad-gauge line for freight transport. I must emphasize that this date is tentative, based on residents' memories, particularly my father's, since local institutions couldn't provide any official records.
At times, it feels like a surreal scene from a psychedelic film. How is it possible that the institutions responsible don’t remember an event from just thirty years ago? It reminds me of the people of Vani (the setting of Otar Chyladze’s novel A Man Was Going Down the Road) forgetting the apple orchards destroyed by a human stampede after barely a generation. García Márquez would have at least written a short story, maybe even a novel, about this learned inability to remember the mistakes of those who never err.
The promised railway replacement never happened, and my town was left crippled just when the economic crisis demanded agile runners or perhaps Hellenistic heroes. I, too, was left without locomotives to photograph, but I’m willing to bend the rules and see what the tide brings in.


I spy... two railcars!

I took this photograph, but:
In this image, we see what I hope are railcars and not just passenger coaches.
The rails are gone, and so is the platform, replaced by fenced backyards and concrete walls that violate nearly every heritage protection and urban planning law in existence.
But there’s still hope: the water tank that once supplied steam trains miraculously survives. Attached to its lower wall, we can see some rails repurposed as structural support, since the tank is made of riveted metal sheets (with internal beams to prevent water-weight deformation), in line with early 20th-century Cuban engineering.


The original water tank that supplied steam trains of the era survives, wonderfully intact.

With the rules loosely followed, at least in my imagination, we can finally get to the poem, which is what everyone’s waiting for, instead of lingering in melancholic ramblings about ghost trains and lost heritage.

Transit of Smoke
Your words
are like passing trains,
coals woven into your voice:
“because there’s nothing to think about”
in full incandescence.
They are pistons retracing their path,
wearing down
against the inner wall,
lubric and circular,
while steam ascends orphaned
from a locomotive long gone,
learning stories from wind and rails.
They are clouds traveling
to spill everything upon the unsuspecting,
droplets that come to erode
not with impact
but with the insistent flow of rain,
acidic as the nothingness
that rises to your lips
with suffocating lightness.

One last rule remains: extending an invitation. In this case, I invite @joalheal, and may poetry continue its course along #Hive’s highway.
We’re halfway there, right where the train left us, though no one remembers exactly when it last passed. I think my Macondo deserves the return of that machine, capable of economic miracles without demanding faith in springs no one has ever seen.

Este post es libre de IA.  
📷 de mi propiedad.

This post is free of AI.  
📷 are of my property.

55
30
1.24
30 Replies