Escribo, leo, edito, corrijo, enseño
Vivo en Caracas con el nombre de sus esquinas
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Hola, amigos, me alegra saludarlos una vez más. No quería que culminara el 2024 sin contarles que en septiembre, jueves 5 y 12 de 2024, ofrecí el siguiente taller para nuestro grupo de la comunidad de Bellas Artes: taller de Escritura poética «El quicio de los ángeles. Aproximación a la obra y vida de Juan Calzadilla». Esta iniciativa es una solicitud de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, de la cual soy facilitadora en un liceo. Por la temporada vacacional, cada facilitador hizo una propuesta de taller de poesía ad libitum en espacio no convencional. Por mi cercanía con la obra y vida del maestro Calzadilla y por ser este la inspiración de la escuela decidí hacer la presente propuesta. También forma parte de la iniciativa de formación artística de nuestra comunidad Hive del @mbaccs en función de hacer un libro artístico artesanal. Este es el primer taller de la programación.
Sirva esta publicación para hablar de mi experiencia en Hive, en términos de las ventajas y desventajas que he visto hasta el momento.En este sentido, han sido ventajas, puertas que se abren de cara a lo que nos ofrece la tecnología con el plus del enfoque comunitario, he allí su aspecto más destacado. El contenido de valor según temáticas e intereses que cada quien va compartiendo a través de la palabra. La palabra como instrumento de lo posible.
No es sencillo hablar de enfermedad. La enfermedad como concepto abstracto, como teoría, sin rostro. ¿Cómo nombrarla sin un cuerpo?«La enfermedad», novela del escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka, Premio Herralde de Novela en el año 2006, editada por Anagrama, saltó de mi biblioteca cuando supimos hace unos meses el diagnóstico de ca. de mi mamá. Tuvo una hemorragia vaginal, luego de estudios vino el diagnóstico. Sí, ca. y no cáncer. ca., despacito, bajito, o alto, según quien lo diga, médico, familiar o paciente.
Camino por la ciudad y voy saludando a los árboles. Algunos son femeninos, otros masculinos, otros no quieren que los mire. Los veo y voy pensando en todos los poemas escritos por y para ellos. Y me doy cuenta de que yo no he escrito alguno aún, no que recuerde. Deliro por los que tienen base gruesa, las venas —sus ramas— palpitan mirando a cada transeúnte, a cada animal y cada hacha que pasa cada tanto con ojos desdeñosos. No es asunto nuevo la poda y tala desbordada que hay en Caracas desde hace algunos años.
Ayer sábado atendí la invitación de Marita, una amiga doula que está asistiendo a encuentros de lectura y relectura del libro «Mujeres que corren con los lobos», de la psicoanalista junguiana Clarissa Pínkola Estés (EEUU, 1945). Es una iniciativa de Mayra, doula y psicoterapeuta Gestalt, que decidió alquilar un espacio para consultas y reunión de la tribu femenina.
Estimada comunidad, comparto las palabras que escribí a propósito de una Conversación sobre Literatura Infantil y Juvenil de Venezuela, organizada por la Casa de las Letras Andrés Bello en abril de 2024. Invitados: Hugo Colmenares, Beira Lisboa, José Javier Sánchez y Alejandro Moreno.