El vestido de la novia es natural
cómo sus cadevericos huesos
y su carcaja púrpura
que a veces me asusta
y a veces me disgusta
con su cántico gutural.
Más aún así su cuerpo escultural,
va marcando el ritmo de mis pasos
y me hace entregarle a pedazos
mi corazón ancestral...
Ya no me quejo,
le sigo como el conejo
que abandono a la luna,
en un lago artificial...
Fotografía y poesía
@saulos