Existen regalos que nos obsequian con intención, y otros que recibimos por herencia, por designios de Dios o por cosas del universo.
Saludos amigos y amigas de Holos & Lotus. Espero que estén muy bien.
Llegó una nueva edición de la columna "Esa vida nuestra" con una iniciativa en la que
@charjaim, nos invita a compartir, cuál fue ese regalo que nos dieron nuestros padres y que para nosotros tiene un gran valor. Esta es una pregunta que se lee sencilla, pero que al intentar responderla se hace complicada, pues en mi caso, siento que son muchísimos los regalos grandes que he recibido de mis padres.
Desde que leí sobre la iniciativa, estuve recordando y analizando, todo lo que de mis padres me han regalado, con y sin intención de parte de ellos, y son tantas, pero tantas cosas, que para hacer posible esta publicación, me decidí por un resumen. Sí, quizás con un breve resumen pueda abarcar, aunque sea un poco, los regalos más grandes.
El regalo más grande:
Me regaló magia:
Los regalos heredados son muchos; sin embargo, el regalo más grande que recibí de mi mamá, fue su bonito gesto al enamorarme de la lectura. Leer es un hermoso hábito, y no se logra de la noche a la mañana, por mucho que lo quieran romantizar. Mi mamá ubicó estrategias para que a mí me gustara leer, y luego fue acercándome diferentes libros para que yo eligiera con cuál iniciar en el mundo de los lectores. No me obligó a leer nada en particular, me los señalaba, me los iba mostrando para que yo eligiera y si alguno no me entusiasmaba, me permitía dejarlo a un lado y continuar con otro. Para mí, la lectura obligada es una tortura; es por eso que cuando me tocó enamorar con este hábito a otros, utilicé esa misma estrategia de libertad al elegir qué leer.
Hoy en día soy una ávida lectora, y estoy completamente segura de que ese regalo tan maravilloso que te da la magia de la lectura, se lo debo a mi mamá.
Libertad:
Si hay algo que agradezco enormemente a mis padres, fue el regalo de la libertad. Sí, la libertad. Me crié libre de ser yo misma. Libre en mi creatividad, libre de decidir, de elegir, de hablar y dar mi opinión. Libre de experimentar, libre de equivocarme y volver a empezar. Libre de disfrutar, libre de reír a carcajadas. Libre de enamorarme. Libre de aprender. Libre para vivir. Mis padres han sido guías, luces en el camino que me ayudan mucho en mi avance. Amo y valoro la libertad con la que crecí y con la que sigo experimentando la vida. Se dice fácil, pero sé que no todos disfrutaron de ser libres en su crecimiento ni en su vida adulta. A mí y a mis hermanos, mis padres, nos regalaron libertad.
Regalos materiales que valen mucho, aunque cuesten poco:
Además de todas las cosas intangibles que me han regalado mis padres, me gustaría mencionar algunos regalos materiales que en su momento me encantaron y que, todavía años después, representan para mí, algo muy valioso.
La música, como ya lo he mencionado en otras oportunidades, es un tesoro en mi vida, y agradezco la gran cantidad de veces que mis padres aportaron con actividades, gestos, e intenciones, para que nuestra vida girara en torno a ella. Mi mamá se encargó de que en casa nunca faltara un instrumento musical y mi padre le apoyó en esa idea de hacernos crecer rodeados de buena música.
Yo perdí la cuenta de la cantidad de cuatros que compraban. De las guitarras y los tambores que convivían con nosotros, de los teclados electrónicos, las flautas y paren ustedes de contar. Hoy en día mi hermano y mi sobrino son una familia donde todos ejecutan instrumentos y todos cantan. Mis hijos también cantan y en este momento, mientras escribo, los escucho desde su cuarto, practicando en un órgano musical, que mi mamá le regaló a una prima-madrina mía, hace muchos, muchos años y que heredó mi hija mayor y allí están, dándole vida a ese instrumento que aunque tenga ya muchos años, todavía reproduce sonidos hermosos.
Cuando cumplí 15 años, mis padres me regalaron un reproductor de música, para que lo tuviera en mi habitación y pudiera escuchar música, cuando quisiera. Ya se imaginarán las horas, y horas que pasé escuchando música. Amé aquel regalo, que sumó más puntos a mi amor por la música y que me acompañó cantando y cantando hasta que tanto uso, lo hizo apagarse.
Cuando cumplí 20 años, mi mamá me sorprendió regalándome un pasaje de autobús, para que fuera a visitar a mi novio que estaba estudiando en otra ciudad. Allí está la libertad de la que les hablo. Es un regalo que significó y significa mucho para mí.
Y así, muchos objetos han pasado por mis manos, gracias a los regalos de mis padres. Objetos que, aunque tuvieran un valor económico bajo, para mí han significado mucho. Mis primeros cassetes de Luis Miguel, por ejemplo, me los regaló mi mamá y fueron para mí, tesoros de valor incalculable.
Y para finalizar, porque si no de verdad, que se hará súper largo este post. Mencionaré el regalo más gigantesco, que es el amor sin condiciones de mis padres. Un amor que no se puede medir y que siento día a día, sin importar la distancia, ni cuántos años tenga. No existen palabras para que se los pueda explicar, y los ejemplos son tantos que, de nuevo, repito, harán esta publicación muy larga.
El regalo más grande. Yo también quiero darlo. Entregarle a mis hijos tantos regalos como me sea posible. Tengo el mejor ejemplo y de allí me guío. Voy dando pasos, eligiendo los mejores regalos para ellos. Para que, cuando sean grandes y les preguntes por los regalos que recibieron, también tengan una lista inmensa de dónde elegir.