POR MENOS FECHAS Y MÁS LECTORES

2025-05-02T00:24:12


Pasó el Día del Libro y llegó el del Trabajador; luego viene el de las Madres, el de los Inocentes y ¡zas! se acabó el año; mientras, ahí vamos, como mansos corderos dándole las vueltas al sol como dicen ahora cuando alguien celebra su onomástico.
Por ahí llegaron un par de invitaciones para que fuera a festejar con ellos, leyendo y hablando del libro; esta vez no alcancé a completar los dedos de las manos porque cada vez son menos los adultos comprometidos en leerle a los niños; en comprobarles, con la práctica, que el libro es la máquina del tiempo, la única que te transporta al pasado, al futuro y a otros presentes donde la realidad es mejor y divertida que lo que sucede en la escuela o en la casa.
No pude asistir a todas; pero ¿por qué limitar la celebración del libro a una fecha y peor, a un día? Deberíamos, los lectores, inventarnos la Semana Santa del libro, el carnaval de la lectura, la semana del libro de aventura, el mes de la poesía, el año escolar del trabalenguas y todo lo que sirva para que los niños descubran el placer en la aventura, lo divertido que puede llegar a ser leer.
De modo que los invito, a ustedes, los que levantaron la voz para leerle a los pequeños, para celebrar al libro, a que sigamos en el oficio serio, bonito y responsable de crear lectores; que intercambiemos experiencias, proyectos, prácticas que sirvan para fomentar hábitos saludables con el libro.
A la lectura hay que crearle espacios y lo tiene que hacer la gente lectora; no los políticos, porque esos sirven es para acabar con las bibliotecas y con los países; los tenemos que hacer nosotros porque nadie nace con un cerebro lector, hay que desarrollarlo e implica esfuerzo, dedicación, interés; la actitud debe venir de los que desean que los niños crezcan como jóvenes críticos; que los jóvenes se vuelven adultos lectores para que no repitan, muchas de nuestras estupideces.
Hay que procurar que la lectura, su práctica, se vuelva espontánea para que pase a ser frecuente; para que esa frecuencia se convierta en un hábito y para que ese hábito se vuelva un gusto, una pasión; cuando leemos por placer podemos llegar a convertimos en lectores; de otro modo sólo estamos dando pininos ante el libro.


Foto de mi autoría.
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