Malas decisiones | Bad decisions

2025-04-23T16:40:45




Hace algún tiempo comenté en una publicación sobre el caso de un joven emprendedor que había aprovechado un espacio público para iniciar un pequeño negocio.
En aquel momento destacaba las cualidades de visionario de aquel joven. Había sido capaz de ver el lugar preciso, un sitio ubicado estratégicamente cerca de una parada de autobús, lo que le garantizaba un buen flujo de personas a toda hora.
Aquel negocio, que comenzó solamente como una venta de café en termos poco a poco fue creciendo. Al café se le añadieron galletas, cigarrillos detallados, caramelos y diferentes chucherías que la gente se animaba a comprar antes de continuar el camino hacia sus casas.
En los últimos tiempos el joven amplió su oferta incorporando ropa y zapatos usados pero en buenas condiciones. Esa nueva mercancía tenía una demanda bastante modesta, pero sin duda contribuía a incrementar las ganancias del pequeño negocio ambulante.
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Sin embargo, había algo muy importante a lo que prestarle atención. Aquel espacio estaba en una jardinera que la gente de un conjunto residencial había hecho tomándose una porción de la acera. La jardinera servía como un sitio de descanso compartido por el joven del pequeño negocio y las personas que se sentaban allí a mirar el tiempo pasar mientras tomaban un café en vaso plástico, acompañado de una galleta y de vez en cuando algún cigarrillo.
Durante más de un año todo se mantuvo bien. La actividad del muchacho y de las personas que se sentaban en el sitio parecía no molestar a las personas del conjunto residencial.
Pero de pronto, unas pocas semanas atrás, todo cambió. Un buen día apareció una cuadrilla de unos cinco trabajadores y cortaron el árbol que daba sombra en la jardinera, una acción que amerita un permiso especial. A los pocos días la misma cuadrilla de trabajadores la emprendió contra la jardinera, en pocos días ya no quedaba rastro de ella, el paisaje del lugar desmejoró notablemente.
Aunque nadie explicó los motivos de tal acción, los autores del hecho no le debían explicación a nadie porque la jardinera forma parte de un conjunto privado, la intención parecía obvia: terminar con las actividades del joven emprendedor y evitar que los vecinos se sentaran en aquel espacio.
Dediqué unos días a preguntar por aquí y por allá a ver si alguien me daba información sobre los motivos para desaparecer aquel espacio tan bonito.
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Al parecer aquel joven, luego de terminar las actividades de la noche se quedaba con otras personas tomando licor, quizá comenzaron a fastidiar más de la cuenta y colmaron la paciencia de la gente del conjunto residencial, por lo que decidieron tomar una medida bastante radical.
El joven ha decidido mantener su actividad, ahora coloca su mercancía en un pequeño espacio al lado de la pared perimetral, técnicamente no se está sirviendo de la propiedad privada del conjunto porque se pone en un área de la acera, pueda ser que haya aprendido la lección y entienda que no le conviene para nada fastidiar la paciencia de unas personas que tienen todo el derecho de quejarse.
Con el correr de los días se ha visto el impacto que tiene para ese emprendedor el cambio en las nuevas condiciones del sitio. Ahora no hay donde sentarse a tomar un café, las ventas de su negocio deben haber disminuido sustancialmente.
Este caso me recordó aquella fábula donde se cuenta la historia de un hombre que presa de la ambición mató a la gallina que le ponía los huevos de oro. Aquí no fue la ambición la que ha matado la gallina, sino la falta de previsión. El joven emprendedor no calculó adecuadamente que sus malas decisiones podían generar consecuencias. Ahora tiene que hacer frente a una situación muy desventajosa.
En el mundo de los emprendimientos, y en la vida en general, hay que ser muy cuidadoso con las decisiones que tomamos. Malas decisiones pueden dar al traste con cualquier buen negocio…
Gracias por tu tiempo.
Fuente de imágenes. I II III.




Some time ago I commented in a publication about the case of a young entrepreneur who had taken advantage of a public space to start a small business.
At that time I highlighted the visionary qualities of that young man. He had been able to see the right place, a site strategically located near a bus stop, which guaranteed a good flow of people at all hours.
That business, which started out as just selling coffee in thermoses, gradually grew. To the coffee he added cookies, detailed cigarettes, candies and different knick-knacks that people were encouraged to buy before continuing on their way home.
In recent times the young man expanded his offerings by incorporating used but good condition clothing and shoes. This new merchandise was in rather modest demand, but it certainly helped to increase the profits of the small traveling business.
However, there was something very important to pay attention to. That space was in a planter that people in a residential complex had made by taking a portion of the sidewalk. The planter served as a resting place shared by the young man of the small business and the people who sat there to watch the time go by while drinking a coffee in a plastic cup, accompanied by a cookie and occasionally a cigarette.
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For more than a year everything went on well. The activity of the boy and the people who sat there seemed not to bother the people in the residential complex.
But suddenly, a few weeks ago, everything changed. One fine day a crew of about five workers appeared and cut down the tree that provided shade in the planter, an action that requires a special permit. A few days later, the same group of workers attacked the planter, and in a few days there was no trace of it, the landscape of the place deteriorated notably.
Although no one explained the reasons for such action, the perpetrators of the act owed no explanation to anyone because the planter is part of a private complex, the intention seemed obvious: to put an end to the activities of the young entrepreneur and prevent neighbors from sitting in that space.
I spent a few days asking here and there to see if anyone would give me information about the reasons for the disappearance of that beautiful space.
Apparently that young man, after finishing the activities of the night stayed with other people drinking liquor, perhaps they began to annoy more than necessary and the people of the residential complex decided to take a fairly radical measure.
The young man has decided to maintain his activity, now he places his merchandise in a small space next to the perimeter wall, technically he is not using the private property of the complex because it is placed in an area of the sidewalk, maybe he has learned his lesson and understands that it is not convenient for him to annoy the patience of some people who have every right to complain.
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As the days have gone by, the impact of the change in the new site conditions for this entrepreneur has become clear. Now there is nowhere to sit and have a coffee, the sales of his business must have decreased substantially.
This case reminded me of that fable where the story is told of a man who, out of ambition, killed the goose that laid his golden eggs. Here it was not ambition that killed the goose, but lack of foresight. The young entrepreneur did not adequately calculate that his bad decisions could have consequences. Now he has to face a very disadvantageous situation.
In the world of entrepreneurship, and in life in general, we must be very careful with the decisions we make. Bad decisions can ruin any good business...
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).
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