Siempre me he preguntado qué hay más allá del cielo atmosférico que rodea nuestro planeta Tierra.

Conozco a la perfección lo que dice la ciencia y lo que se ha explorado del mundo cósmico. Sin embargo, más allá de mi autoconciencia, siento una gran curiosidad por saber cómo es la armonía del universo y cómo se logra ese equilibrio que permite que todos los cuerpos celestes permanezcan en su lugar dentro del espacio universal.

Hay muchos momentos, a medianoche, en los que me asomo a la ventana de mi habitación que da al jardín. Desde allí, puedo contemplar el cielo con su lucero menor, la luna y todas esas hermosas estrellas que la rodean, cada una de ellas disfrutando de su radiante luz.

Más allá de mi consciencia, me pregunto sobre el lugar en el espacio donde se encuentra cada estrella y el nombre que debe tener cada una, así como cada ser humano tiene un nombre.

La infinidad de estrellas en el cosmos es algo interesante.

Así como debe haber un lugar para las estrellas, hay un lugar para el sol y la luna.
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Cada cuerpo celeste en el espacio tiene su propio lugar, y cada uno parece responder a reglas específicas que dictan cuándo debe brillar en su lugar correspondiente.
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El sol brilla durante el día y la luna espera su turno para aparecer de noche junto a las estrellas.
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El arcoíris también debe tener su propio espacio, y aparece precisamente como compañero en esos momentos cercanos al anochecer, especialmente cuando ha llovido.
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El universo está decorado con muchísimos planetas y estrellas, así como otros cuerpos celestes que escapan a la comprensión humana. El cosmos sigue siendo un misterio, pero ser conscientes de la existencia de tantas estrellas y cuerpos celestes nos lleva a comprender que no estamos solos en el planeta Tierra y que, ciertamente, al igual que en la Tierra, hay diversos planetas en los que aún no se ha comprobado la presencia de vida. Sin embargo, nuestra comprensión del cosmos nos permite saber que, si hay vida en este planeta, seguramente debe haber al menos seres vivos en otro planeta del misterioso universo, no necesariamente humanos, sino posiblemente animales o plantas.
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Esta es una gran curiosidad para mi vida como ser humano, y creo que la vida en algún otro planeta realmente debe existir.
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El universo mantiene una armonía y un equilibrio tan misteriosos y únicos que nos permite trascender el aspecto espiritual, en el que debe existir un Ser superior que ha creado un cosmos de perfección y armonía para que todas las cosas permanezcan en equilibrio y funcionen de una manera tan perfecta y especial.
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Trascender en el sentido más amplio y significativo a lo que realmente es la conciencia cósmica.
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Así como la Tierra tiene sus peculiaridades como planeta, seguramente otros planetas tienen las suyas. La existencia de este universo y su equilibrio atrae mucha atención, y todo gira en torno a preguntas sin respuestas sólidas, lo que hace difícil creer que si la Tierra funciona con elementos y factores tan especiales que permiten la vida de humanos y animales, ¿por qué no ocurre lo mismo en otros planetas?
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La conciencia cósmica me permite comprender y reflexionar que debo aportar personalmente mucho de mí, siempre que pueda, al cuidado y mantenimiento de mi planeta Tierra.
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No contaminar y evitar los factores que pueden destruir la vida en la Tierra también debe tener un impacto positivo en el universo, ya que la Tierra es parte de ese todo.
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Lo espiritual me dice que existe un Dios que creó el cosmos inteligentemente y lo hizo con la mejor intención para que los seres vivos lo disfrutaran.
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Trascender mi consciencia hacia la consciencia cósmica es ubicarme en mi realidad dentro del universo. Si el universo existe, entonces yo existo en él. Si destruyo el lugar donde vivo, sin duda he afectado a parte del universo.
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Que Dios bendiga a los administradores de nuestra comunidad @holos-lotus por promover interesantes temas de bienestar, especialmente este que nos elevó más allá de la consciencia cósmica.