
8:42 am
Estoy empezando a sudar el café caliente de esta mañana. No sé ustedes, pero en mi tierra, Mérida, Yucatán, que tenemos un clima tan caluroso y húmedo, no es raro que un rato después de empezar a tomar un café caliente, tu cuerpo reaccione y empiece a sudar, no como si estuvieras corriendo, pero si a un nivel que es fácilmente percibible, supongo que es algo como los calores que sienten las mujeres en la menopausia.
Esto desaparece después de un rato, y en mi caso, es parte de la experiencia de mi café con el empiezo casi todos mis días. Hoy probé algo diferente, ponerle leche de coco a mi café, y afortunadamente, el experimento fue un éxito. Este experimento no es gratuito, es consecuencia de que se me está empezando a acumular la leche de coco que me envía Amazon cada cierto tiempo, y agregarla a mi café es una manera de que se acabe más rápido.
He descubierto que Amazon es una excelente opción para obtener ciertos productos que no siempre se consiguen con facilidad en los establecimientos locales, en vez de estar "cazándolos" hasta encontrarlos, casi nunca en el mismo lugar que la vez anterior.

Consumo leche de coco porque soy intolerante a lactosa, y aunque mis padres dicen que de pequeño tomaba leche como si no hubiera mañana, desde que yo tengo memoria no me gusta la leche comercial, o sea la leche de vaca. Al principio compraba leche deslactosada. Luego probé con la leche de almendras, pero la verdad no me gustó nada. Y ahora puede decirse que estoy feliz con la leche de coco.
Contrario a lo que se cree el cuerpo humano no está hecho para consumir leche de vaca, por eso habemos tantos intolerantes a la lactosa, pero se ha construido culturalmente la necesidad de su consumo, y está tan integrada a nuestra dieta que ahora es prácticamente imposible eliminarla de ella, por eso han surgido tantas alternativas en años recientes, y de ellas yo me siento cómodo con la leche de coco.
Aparte de leche de coco, tengo programado con Amazon mi abasto mensual de café descafeinado, y compro en la plataforma cada vez que lo necesito, algunos productos que no es fácil conseguir en tiendas físicas locales, como por ejemplo stevia en polvo, que desde hace algunos años uso en vez de azúcar.

Lo único malo de Amazon es la cantidad de desperdicio que se genera por sus empaques, que si bien protegen muy bien lo que nos envían, acaban convirtiéndose casi siempre en basura. Esto es un punto en contra para alguien como yo que cree mucho en el concepto de la sustentabilidad. Creo que por eso no compró en la plataforma más que aquello que no puedo conseguir por medios más tradicionales.
Dicho todo esto, creo que vale la pena reflexionar sobre lo que consumimos, porque lo consumimos, y de donde viene lo que consumimos. Cuando uno se pone a revisar la información, esta literalmente asusta, y muestra el poder que tenemos como consumidores, y del que somos muy poco conscientes.
En aras de la practicidad y la comodidad, pagamos de más, compramos cosas que no son de la mejor calidad, enriquecemos a empresas transnacionales, y muchas veces contribuimos a la explotación y/o maltrato de los productores y/o pequeños y medianos empresarios locales, regionales y nacionales.

Nuestra primera opción debe ser siempre comprar lo local, que por lo general es siempre más fresco y barato, con el plus de que nuestro dinero se queda circulando en la economía local y nacional, en vez de acabar en un banco en el extranjero, y además beneficiamos a los productores locales que muchas veces nos venden directamente su producto.
Si nos vemos obligados a comprar algo en el supermercado y/o una cadena transnacional, tratemos de averiguar de donde vienen los productos, y compremos aquellos que se produzcan lo más cerca posible, eso nos garantiza que serán un poco más frescos y al transportarlos se contaminó menos. Y de ser posible, averigüemos como fueron producidos. Esto es más difícil, pero nos permite comprar solo a aquellas marcas que de verdad vale la pena apoyar, aunque a veces sean un poco más caras.
Y ya que hablamos de precios, un tema sensible, no siempre lo más barato es lo mejor, pero tampoco lo más caro. Por eso es importante informarnos, algo que no hacemos tanto como debiéramos. Eso nos facilita comprar solo aquellos productos que tienen un precio justo, a veces el más barato, a veces no.

Por último, pero no por eso menos importante, informémonos sobre lo que consumimos. Hay muchas cosas que nos han hecho creer que son sanas y no lo son, y viceversa. De esto podemos escribir muchos posts, pero les comparto, solo como referencia, las cosas que he dejado de consumir poco a poco con los años, a partir de lo que he aprendido respecto a la alimentación y la salud.
Lo primero fue el azúcar, la droga más mortífera del mundo; en vez de azúcar uso stevia en polvo. Después fueron todos los productos lácteos, salvo la mantequilla. Después todos los cereales empaquetados tan populares para desayunar. Le siguieron las gaseosas y bebidas azucaradas, luego el pan, y lo último, hace apenas algunos meses, fueron la llamada comida chatarra y todos los productos ultra-procesados, incluidos los aceites que solemos usar para cocinar obtenidos del maíz, soya y otros vegetales.
La consecuencia es que ahora casi no compro nada que venga en caja, lata, o empaquetado de alguna manera, ya que suelen tener muchos químicos y elementos ultra-procesados. Tampoco compro frutas que no sean de temporada. Cualquier fruta que dura más de una semanas sin echarse a perder no es precisamente sana.

Ahora cocino con mantequilla y manteca de cerdo, y si se trata de aceites solo uso el de coco y el de oliva. Usaría el de aguacate también, pero es muy caro. Uso solo sal de mar, no como pan de ningún tipo, tomo mucha agua, de preferencia con un poco de limón, y cocino lo más sano que me sea posible, usando productos locales y frescos lo más que puedo.
El resultado es que he bajado de peso, sin hacer lo que tradicionalmente se llama "una dieta", mi salud está mejor que nunca, y mi economía ha mejorado. Simplemente eliminando las gaseosas y la comida chatarra, como golosinas, galletas, papitas y demás, uno se ahorra un buen dinero que puede usar para comprar productos de mejor calidad.
Es imposible desaparecer del todo de nuestra dieta muchos productos, pero si es posible minimizarlos, tampoco se trata de ser extremos. Si compras comida porque no te da tiempo de cocinar, lo más seguro es que este hecha con aceite de origen vegetal, que no es el más sano. Si vas a un cumpleaños casi todo lo que se consume en él no es precisamente sano, empezando por las bebidas y terminado por el pastel, pero tampoco vas a ir y solo tomar agua.

La cosa es cuidarse dentro de la lógica y nuestras posibilidades, nuestro cuerpo es tan maravilloso que, a menos que lo llevemos al extremo, es capaz de depurar las cosas no tan sanas que dejamos entrar en él. Y un poco de azúcar y ultra-procesados de vez en cuando no nos va a matar, la cosa es estar conscientes de que consumimos, y cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud dándole cosas lo más sanas que se pueda, la mayor parte del tiempo.
Y tu, ¿te has puesto a reflexionar sobre que consumes y porqué? Si tu respuesta es no, hoy es un buen día para hacerlo y empezar a hacer cambios en tus hábitos de consumo. Nada más no quieras hacerlos todos juntos, que puede ser muy difícil, empieza de a poco, y con constancia se puede lograr mucho, ya verás que tu bolsillo y tu salud te lo van a agradecer. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2025.


Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
