
Por lo general escribo mucho. Incluso cuando no tengo nada que decir, escribo. Pero ahora, después de un período de enfermedad del que todavía no me recupero del todo, y que me ha arruinado mis vacaciones de Semana Santa, me cuesta escribir. Y no es que no tenga nada que decir, es solo que, para ser honesto, me da pereza hacerlo.
Perdí momentum, inercia. Me siento como esas motocicletas que después de estar un tiempo apagadas, no quieren arrancar, a pesar de los repetidos intentos de sus dueños. Me siento como un auto que hay que empujar colina abajo para ver si logra encender su motor, y no es una sensación agradable.
Y no se trata solo de escribir, sino de casi todo. Me está costando trabajo hacer cualquier cosa. Después de unos días en que lo único que quería hacer era dormir para ver si al despertar me sentía mejor, ahora me está costando trabajo recuperar mis niveles de energía y actitud habituales. Poco a poco lo estoy haciendo, pero resulta pesado.

Supongo que todos pasamos por estos períodos en los que todo nuestro ser pareciera rebelarse a nuestros deseos, pero procuramos no hablar de ellos, porque nos hacen ver mal, nos hacen parecer, e incluso sentirnos unos malagradecidos por lo mucho o poco que tenemos. Y luego la culpa nos invade, y nos hace sentir todavía peor.
Pero no se puede superar algo sino se admite primero, así que lo admito, no quiero hacer nada, o mejor dicho, quiero hacer mucho, pero no tengo ni los ánimos ni las energías para hacerlo. Sigo teniendo sudores de repente, y una tos seca que no me deja en paz, y aunque se puede decir que en general que me siento bien, la verdad es que me siento bien pero me siento mal.
Volver, o intentar volver, a mis actividades normales, entre ellas escribir, es parte de lo que considero mi proceso de recuperación, uno que acelero en parte por necesidad, y en parte porque ya me cansé de sentirme enfermo, de no sentirme yo del todo. Estoy en una especie de guerra civil: mi cuerpo contra mí, y voy perdiendo.

Romper mi bloqueo escritor es uno de los primeros pasos que quiero concretar, una de las primeras batallas que quiero ganar, y aunque estoy escribiendo esto por episodios a lo largo del día, y no de una sola sentada como preferiría, al menos lo estoy haciendo, y eso ya es ganancia, eso ya es algo.
Es curioso lo frágiles que somos, lo fácil que todo puede cambiar de un día para otro. Un día estás haciendo planes para tus vacaciones, y al día siguiente estás tirado en la cama con fiebre y ganas de que se detenga el tiempo, o este pase más rápido.
Aquí es donde una buena dosis de terquedad puede obrar maravillas. Terquedad para no dejarse vencer, pero sin olvidar cuidarse lo suficiente para no tener una recaída. Porque a veces precisamente el no darle su tiempo al tiempo, y a nuestro cuerpo de recuperarse, es lo peor que podemos hacer.

Dicho lo anterior, creo que me tomaré mi medicina y me daré un buen baño, para ver si logro avanzar con algunos pendientes de trabajo. Espero mañana poder publicar algo diferente a esta diatriba que no aporta nada, salvo un espacio para poder desahogarme y compartir el motivo de mi reciente ausencia. Una disculpa si llegaste hasta acá, muchas gracias por leerme, y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2025.


Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
