Este marzo ha sido un mes muy difícil para mí y para mi familia. Un mes que nos deja el alma herida. Hoy, mi suegro, mi querido papá Aníbal, partió al cielo. Su cuerpo, ya frágil, encontró el descanso, pero su amor y su esencia se hacen eternos en nosotros. Nos tocó de nuevo... otra despedida. Qué difícil es vivir la muerte desde la distancia, la emigración nos aleja de los abrazos que más necesitamos. Nos ha tocado llorar sin poder acompañarlo en sus últimos momentos, aferrándonos a los recuerdos y al amor que nos regaló. La última página de su historia se escribió este marzo de 2025, pero su legado seguirá vivo en cada anécdota, en cada gesto de cariño que nos regaló. Nos toca sentir, llorar y seguir adelante, honrando su vida con amor y gratitud. Hasta siempre, papá Aníbal.