Hola a todos, muy buenos días. Hoy les quiero hablar del proceso de integración que estoy viviendo con mi manada, sobre todo con los gatitos. Desde siempre he tenido perros en la casa, y juntarlos no fue difícil porque la mayoría han sido rescatados y sus corazoncitos nobles albergaban espacio para dar y recibir amor de cada integrante que iba llegando. Pero los cambios se dieron cuando la integración era entre perros y gatos. El primer miembro en llegar fue Piero, con 1 mes de nacido, y Copo de Nieve, un poodle rescatado, lo recibió con cierto recelo pero se fue acoplando. Después vino Lucky a las pocas semanas y Copo de Nieve lo adoptó totalmente, lo cuidaba y hasta lo dejaba dormir en su regazo. Así poco a poco se fusionaron bien las integraciones entre perros y gatos sin ningún problema.

Más adelante los gatos quedaron solos cuando Copo murió, y vino la integración de otro gatito, Lupe. Ahí las cosas no fueron fáciles, Piero y Lucky recibieron a Lupe de mal humor, pelearon muchas veces, y de inmediato llevamos a Lupe a esterilizar. Allí bajaron un poco las hormonas, las molestias, y aunque Piero y Lupe nunca fueron los mejores amigos, al menos ya no había tantos enfrentamientos. Poco tiempo después, se integraron Lucrecia y Snoopy, dos perritos también rescatados y adoptados. La manada de gatos siempre le guardó respeto a Lucrecia, ella era la patrona, literalmente.

Piero y Lucrecia murieron hace pocos años, así que la manada se redujo a dos gatos y un perro. Así permanecieron por mucho tiempo, y siento que trabajaron emocional y mentalmente en la construcción de su territorio y su Karen personal, sin espacio para nadie más. Pero las cosas se dieron paulatinamente con las nuevas integraciones, ya que al mismo tiempo que rescaté a Nevado, un gatito especial que era víctima de maltrato animal, también se dio el resguardo total de la manada para evitar que salieran a la calle. Todo esto trajo un acumulado de mal humor, y Lupe, el más territorial de todos, se negó a aceptar al nuevo miembro.

Una de las posibles soluciones era esterilizar a Nevado, pero no podía hacerlo hasta que se recuperara totalmente del deterioro que tenía al ser rescatado. Pero antes de esa operación, llega otro miembro a la manada, el pequeño gatito abandonado en una caja. Para más sorpresas, el pequeñín ha sido el conductor principal de la integración de estos peludos, ya que primero logré integrarlo con Nevado antes de esterilizarlo, aunque sólo a ratos porque las hormonas tenían a mi gatito especial siempre muy alterado y era muy brusco con el pequeñito cuando jugaban.