Hola a todos en esta hermosa comunidad.
Estoy feliz de hacer este post como respuesta a la invitación de
@maylink en La Otra Orilla y que, esta vez, tiene como dinámica conversar acerca del agradecimiento.
Es tan rico e infinito este tema, hay tantas personas con las cuáles nuestra gratitud es eterna. Tantas cosas cotidianas, en ocasiones poco valoradas, por las cuales debemos decir GRACIAS.
Pero, permítanme hoy centrarme solo en una y permítanme tambien ponerme un poco cursi.
Un día de estos les contaré de mi infancia y, quizás, lleguen a comprenderme y hasta empatizar conmigo. Pero lo cierto es que fuí una jovencita que retaba al príncipe azul, creyendo firmemente que podía salvarme sola, montarme en la grupa del dragón, dominarlo, conquistar los cielos.
Y está bien ser fuerte, pero a veces no hay nada de malo en recibir un poco de ayuda.
Fue entonces que apareció mi esposo. No tenía ninguna semejanza con los poetas, trovadores y artistas que rodeaban mi mundo. Él era práctico, no soñaba estrellas, construía lunas, con manos endurecidas y corazón noble.
Si he de ser sincera, debo reconocer que a él le tocó pelear el doble, resistir el doble, pedirle doble ración de paciencia a Dios.
Él me encontró fiera, salvaje, rebelde sin causa, rota, mala. Y esos ojazos hermosos, su boca suave, la firmeza de sus brazos, la malicia de su sexo, la tibieza de su aliento, su pecho...¡ese pecho protector, escudo!...y la manera de negarse a abandonar, terminaron por convertirme en mansa paloma, en lluvia fresca, nube esponjosa, criatura buena.
Él me hizo ser buena. Cualquiera se enamora del paraíso, pero solo los valientes se lanzan a conquistar el abismo.
Para mí fue más fácil, solo tuve que aprender a amar bien.
Y yo, que siempre me negué a escribir poemas de amor, me descubrí trazandos versos para él:
Cómplice,
fuiste el gramo de polvo
la última copa,
la promesa,
la mordedura.
“Amar puede ser divertido”
gritas desde la barra
y yo me vuelvo buena,
tan buena
que él no se atreve a correr
aun después de asomarse a mi derrumbe.
Hace muy poco, tuvimos que estar lejos por seis largos meses, cuando guardó la vida en una maleta y se fue abriendo camino, dándole el pecho a la vida, para que nuestro hijo y yo lo siguiéramos, ya más seguros.
Fue una prueba de resistencia y amor para ambos. Extrañarnos, necesitarnos cada día, solo vino a confirmar lo que desde siempre he sabido: él es mi clic, mi persona, no existe nada fuera de él que pueda llenarme tanto. No sé vibrar si no es al compás suave de los latidos de su corazón.
16 años han pasado desde que acepté no luchar contra él, sino junto a él. No cuidarme de él, sino dejarme cuidar por él.
Se siente un fresco tan suave cuando alguien es digno de vernos sin coraza.
Que no ha sido perfecto, obvio, pero qué manera de aprovechar los momentos buenos. De crear recuerdos tan fuertes que el viento no pueda destruirnos con un simple soplo.
Entonces, sí, definitivamente estoy agradecida con Dios por crearlo justo para mí. Y agradecida con él pues, aún consciente de que yo devoraba mundos, se empeñó en ser universo.
Este post ha Sido redactado libre de IA y todas las fotos incluidas son de mi propiedad.
💫 ENGLISH VERSION✨
Hello everyone in this beautiful community.
I am happy to make this post in response to
@maylink's invitation in La Otra Orilla, which this time focuses on the theme of gratitude.
This topic is so rich and infinite; there are so many people to whom our gratitude is eternal. So many everyday things, sometimes undervalued, for which we must say THANK YOU.
But today, allow me to focus only on one and also let me get a little sentimental.
One of these days, I will tell you about my childhood, and perhaps you will come to understand me and even empathize with me. But the truth is that I was a young girl who challenged the prince charming, firmly believing that I could save myself, ride on the dragon's back, tame it, and conquer the skies.
And it’s okay to be strong, but sometimes there’s nothing wrong with receiving a little help.
It was then that my husband appeared. He bore no resemblance to the poets, troubadours, and artists that surrounded my world. He was practical; he didn’t dream of stars; he built moons with hardened hands and a noble heart.
If I am to be honest, I must acknowledge that he had to fight twice as hard, endure twice as much, and ask God for double portions of patience.
He found me fierce, wild, rebellious without a cause, broken, bad. And those beautiful eyes of his, his soft mouth, the strength of his arms, the mischief of his sex, the warmth of his breath, his chest… that protective chest, shield!...and the way he refused to give up ended up turning me into a gentle dove, fresh rain, fluffy cloud, good creature.
He made me be good. Anyone can fall in love with paradise, but only the brave dare to conquer the abyss.
For me, it was easier; I just had to learn how to love well.
16 years have passed since I accepted not to fight against him but alongside him. Not to take care of myself from him but to let myself be taken care of by him.
It feels so refreshing when someone is worthy of seeing us without armor.
It hasn’t been perfect; obviously not. But what a way to make the most of the good moments.
So yes, I am definitely grateful to God for creating him just for me. And grateful to him because even aware that I devoured worlds, he insisted on being my universe.
This post has been written without AI assistance, and all included photos are my own.
