El pasado 28 de marzo estuve de cumpleaños y mis cinco hijos se unieron a pesar de la distancia que nos separa para celebrarlo y hacerme sentir muy feliz y agradecida.
En la mañana me desperté no tan temprano como a veces acostumbro, y mi hija que vive conmigo me había preparado el desayuno.
Como es la única que está en el país, fue la encargada de hacer todo lo que entre ellos habían planificado para este día, por supuesto sin decirme nada. Todo era un misterio, un secreto del cual yo no podía enterarme.
Lo único que no pudieron mantener en secreto fue la torta, porque yo le dije cómo la quería: de chocolate con trufas de chocolate. Y ella estuvo toda la mañana haciéndola. Le quedó no solo hermosa sino también muy sabrosa. Ella es repostera y las hace con mucha dedicación y amor. Ese es el secreto.
Cuando terminó me dijo "Mamá, tengo que salir a comprar unas cosas". Y yo tranquilamente me dediqué a responder las llamadas y mensajes de mi familia y amigos mientras esperaba en la casa.
Los mensajes escritos por mis hijos fueron maravillosos, llenos de amor, ternura y agradecimiento.
Nos arreglamos para salir a comer y tuve que ponerme la banda. Eso fue una petición de mi hija, aunque a mí me dio cierta pena, pero la complací. ¡Como podía negarme con tantas atenciones!. Así que deje la pena aun lado y me la puse.
Llegamos al restaurante que me trajo hermosos recuerdos porque, aun cuando cambió con los años, era uno de los lugares preferidos para ir a comer en familia cuando ellos eran niños y se divertían jugando en el parque que, aunque más reducido, todavía está.
El menú fue pollo asado con yuca, papitas fritas, ensalada César y para beber pedimos una jarra de papelón con limón.
Cuando salimos de allí, habían cortado la luz en el sector donde vivo. Pero eso no me quito la alegría, llegamos al edificio, subimos las escaleras hasta el noveno piso donde vivimos y allí esperamos pacientemente a que restablecieran la electricidad.
A las 9 y media, junto con la luz, llegó el momento más feliz del día y fue que la videollamada con todos mis hijos pudo hacerse, aun cuando viven en países diferentes. Unos estaban en casa, otros apenas saliendo del trabajo, pero nos pudimos ver y hablar a través de la pantalla del teléfono.
Esta fue una bendición muy grande. Me cantaron cumpleaños y soplé las velas de mi torta, no sin antes pedir un deseo y agradecer a Dios por este momento.
Un año mas de mi vida en el calendario celebrado con mucho amor.
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Muchas gracias por leer esta publicación donde quise compartir en Daily blog la celebración de mi cumpleaños, que fue muy especial para mi. Saludos y Felíz día.
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Todas las fotografias son propias
