Estoy dispuesta a soltar la necesidad de complacer a los demás. ¿Estoy dispuesta?

2025-03-20T17:00:06
Saludos a todos, toditos. Espero que estén muy bien.

Esta semana @miriannalis, nos trajo una propuesta muy, pero muy interesante. Un ejercicio que quiero realizar, y para el que necesito tiempo, espacio y tranquilidad. Todo eso para sentarme a pensar y analizar la frase que sirve de pilar para este ejercicio.

Y mientras pasaban los días y yo me encontraba en la búsqueda de ese momento ideal para reflexionar y escribir, me iba haciendo la pregunta: ¿Qué necesidad es la que estoy dispuesta a soltar? Estoy de acuerdo en que son muchas las cosas que tengo que soltar, desde muchos ámbitos. Hace poco hablaba sobre los hábitos que tenemos por costumbre realizar, algunos que nos afectan y otros que nos benefician. Y pienso que entonces estas cosas que debo soltar son precisamente eso; hábitos. La costumbre de...

No lograba encontrar el momento para sentarme a reflexionar, entonces escribía sobre otros temas en otras comunidades y otras plataformas. Entonces me pregunté: ¿Por qué me está costando estar un rato a solas para analizar la frase y hacer la publicación al respecto? ¿Qué me está impidiendo sentarme a pensar, o a meditar? Y ¡bingo! Llegó la respuesta.

Estoy dispuesta a soltar la necesidad de complacer a los demás.

Desde que me levanto hasta que me acuesto, estoy atendiendo a alguien. Y ese alguien puede ser: mis tres hijos, mi esposo, alguno de mis sobrinos, mi hermana, mis hermanos, mi mamá (cuando viene a visitarnos), mi papá, algún amigo que llega de visita, y paren ustedes de contar. Ojo, lo hago con gusto. Me gusta atender, no sé por qué, pero me agrada saber que puedo ayudar, acompañar, proteger, dar un servicio, etc.

Me di cuenta, mientras buscaba el momento para estar a solas y encontrar el final de la frase; "Estoy dispuesta a soltar la necesidad de..." que a cada momento del día me buscan, solicitan mi ayuda o simplemente quieren estar a mi lado. Las personas van variando, en un rato es alguien y al otro, pues otro. No importa si le paso el seguro a la puerta, tocan y tocan hasta que me rindo de meditar o lo que sea y les abro. Incluso les explico que estoy haciendo tal cosa, que quiero concentrarme, que la publicación que estoy escribiendo requiere de más dedicación, aun así, me responden, "es rapidito" y listo, viene el cuento que me van a compartir, o el favor que puedo hacer, o "Mamá, mira lo que me hizo" o "ven un momento".

Muchas veces dejo a medias lo que estoy haciendo para mí, porque alguien me necesita y entonces voy, le acompaño o ayudo y no logro terminar lo que había comenzado para mí. Logro lavar, logro hacer los almuerzos, cenas y desayunos, logro ordenar (no todo) logro ayudar en las asignaciones de la escuela, logro atender y tener todo listo para la venta de hamburguesas. Pero ese momento de soledad para mí, cuesta mucho conseguirlo. Sobre todo por mis hijos, que siempre, siempre, quieren estar a mi lado, jugando, escuchando música, o simplemente sentaditos a mi lado.

Justo ahora, mientras escribo, ya me han interrumpido cuatro veces y pierdo el hilo de lo que quiero escribir. Mi papá, que quiere contarme que hace mucho calor y sudó del mercado a casa, mi hija menor, que quiere que le ayude a tener fuerza de voluntad para no gastar dinero y ahorrar, mi sobrino que acaba de llegar del liceo y me quiere contar que actividades tuvieron y mi hijo menor, que me pregunta a cada rato si ya se puede comer un helado que está esperando que se congele.

A todos los atiendo, y los escucho. En todas las oportunidades que vienen, me pierdo y tengo que releer. Es de esas publicaciones que creo, que tardaré en terminar.

Cuando escribo en las mañanas, porque mis hijos y mi esposo se fueron, unos a la escuela, el otro a diligencias. Se me hace super fácil terminar, aunque bueno, queda mi papá, que también me busca para contarme cómo va su mañana.

Pero es que repito, a mí me gusta. ¿Cómo no escuchar a mi viejo? Si seguramente yo hago lo mismo con él. ¿Cómo no atender a mis hijos? ¿Cómo no suspender lo que sea que esté haciendo para hablar con mi mamá, que la veo muy poco? ¿Cómo no atender a quien me visita? ¿Cómo no quedarme hablando con mi esposo, si eso me encanta?

Entonces la frase se me convierte en pregunta: ¿Estoy dispuesta? Creo que lo más sensato es establecer un equilibrio y poner algunos límites. Que comprendan cuando no puedo atenderles. Y no sentirme culpable si no puedo complacerlos. Porque ahí es donde está el meollo de la cuestión. Me siento muy culpable si no les ayudo, acompaño y los dejo esperando por mí.

Creo que los que principalmente absorben gran parte de mi tiempo son mis tres hijos. Cada uno exige, a su manera, atención, y termino agotada, sintiendo que no he tenido durante el día un ratito a solas para mí. Hace un tiempo comenté en una publicación que estaba trabajando en tener mi propio espacio, pero eso se esfumó muy rápido. Mis hijos son lo más importante para mí, y creo que por eso, les permito esa invasión. Pero estoy convencida de que tengo que establecer límites, para que no me agoten tanto mental y físicamente.

También pienso que todo es pasajero, pues crecerán y tendrán sus asuntos y ya no me necesitarán tan exageradamente como ahora. Por eso me dedico a disfrutar cada instante con ellos.

Tengo que analizar más todo esto, porque no tengo idea de cómo voy a soltar algo que me gusta hacer... El problema está en ese agotamiento, pero creo que si ubico las estrategias adecuadas, podré equilibrarlo.

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