La Mezquita de Alabastro es otro de los imprescindibles que ver en El Cairo.
Situada en la parte más alta de la Ciudadela, se considera el monumento no faraonico más conocido de esta ciudad.
La mayoría de las calles confluyen en esta mezquita, y es visible desde la mayoría de puntos de la ciudad por su elevada ubicación y por la altura de sus minaretes.
Se llama así por el material que recubre el exterior de su piso inferior.
Su construcción empezó en el año 1830 y duró unos 18 años. Fue la Mezquita más grande construida en la primera mitad del siglo XIX.
Aquí descansan los restos de Muhammad Ali, cuyo gobierno constituyó una época de modernización país.
La enorme sala de oración destaca por su gran lámpara comouesta por 365 bombillas, que representan los días del año, y por su decoración con mosaicos y piedras preciosas incrustadas.
Hay que mencionar también las tallas de madera y las numerosas vidrieras coloreadas.
En el patio de la Mezquita se puede encontrar un reloj que fue entregado por Luis Felipe de Francia como una retribución a Egipto a cambio del obelisco que hoy se encuentra en la Plaza de la Concorde de París.