Si hay algún consejo que debería darle a todo aquél que busca proteger la cuenta de una plataforma en mil formas, es el de siempre anotar algún código de respaldo en una libreta y en la computadora. De ese modo, se evitan el lamentable inconveniente de no acceder a una determinada plataforma.
Mucho menos hacer todos los mecanismos de protección en plena noche, con el hartazgo de los problemas en casa y el cansancio físico encima, sobre todo porque confías que la aplicación en cuestión acepta los códigos de recuperación de otra aplicación. Hacer eso es correr el riesgo de olvidarte descargar detalles importantes. Y cuando sucede lo que jamás en tu vida pensaste que sucedería, es cuando te desembocas en ochenta mil corajes, mentadas de madre y hasta las ganas horrorosas de lanzar tu computadora, tu móvil y puede que hasta la plancha por la ventana.
Mientras tanto, vas peleándote con los de servicio al cliente, de cuya respuesta aún tendrás que esperar, y más si es fin de semana. La duda empieza a surgir, temiendo quizás que se quede ahí para siempre.
¿Pero qué se le puede hacer entonces? Quizás continuar peleando, quizás dejarlo por la paz. Por ahora, cierras los ojos, tomas un respiro, y continúas con tu vida.