Imagen tomada de Pixabay: CASTELLANOEl aroma del acero, el sonido del vidrio chocando entre sí las botellas, la fuerza del peso, el calor del día soleado, el sudor corriendo por la frente que deja un sabor amargo en los labios, el paso firme pero avanzado, los brazos cansados, la respiración grávida, el pecho trancado, las piernas inaguantables al igual que las personas que se atravesaban por el camino, personas que sólo eran sombras en el fuego abrasador del sol, el aroma de la calle, el suplicio del camino a casa, la llegada a la sombra del dintel de la puerta del edificio, la mirada de los vecinos, la espera del ascensor, el descanso de los brazos, el alivio de los músculos, el oxígeno en el cerebro, la frescura de la brisa, la tranquilidad del hogar, el reposo en la silla, la claridad de la ventana, la bulla de la ciudad y la calma de los pensamientos.