Mi abuela materna, cuando se le preguntaba cómo estaba, solía afirmar que estaba "entre fuerte y dulce", así tal cual el café. De la misma manera, cuando le dolía algo, para especificar el lugar exacto decía que le molestaba "entre cuero y carne". Y en esa duda de ella, terminaba haciendo molestar - o reír - a quien le preguntaba.