My maternal grandmother was like the mast from the home, although she was a woman of a strong and apparently very modern nature, she lived something that always called "respect for good customs.
In those good customs the "what will say" lived at ease.
"Girls are for the house and boys for the street." Imagine my feeling when I saw my cousins go for a walk while I had to stay at home because "what would the family's neighbors say?"
Of course, inside the house or when we were going to the house of my paternal grandparents, there were no neighbors nearby, then I could escape the grove and climb like them to the tamarind, go out of fishing, or be part of those who escaped the canal for a dip, of course, there the "what will they say"On other issues.
Another "what will say" that I had to face was that of my dad's friends, a working man and dedicated to his family, he was a good dad, but we did not think the same and his "what will say" made me the black sheep of the family, especially when I did not want to go to university and ended up in an average technician, to later leave the work that I did not like and I insisted against the catwalk.
For my dad, being a model was not a decent trade.
Personally I can say that it was the first push to really start growing as a person: it helped me to give off that extreme shyness that covered me when living locked in the meantime "what they will say."
Today with my forty -ten to sing as Sabina, I do not fully ask the question, I have an autistic son and I have lived countless beautiful moments, he has taught me to see the world with amazement and love; but I have also lived the part of autism that is presented as delicacy before the question and that has made me stronger, because my son is my pride although his behavior, sometimes, does not approach the so -called "good customs."
I learned, with the passage of time, that life becomes lighter when you forget your eyes and ignore the question. It is always good for them to say something, so one can also feel the protagonist of the film that those who live tied to "what they will say" and of course be the protagonist in my own living are invented.
Thanks to
@iriswrite for the opportunity to participate and #holos-lotus for being the open portal to share our stories and of course
@iriswrite who with his lovely post gave me the push I needed.
Thanks to all those who have stopped with love at my door or peel to my humble window.
Until my next post, I will be following them.
Hugs and do not forget to look up while walking, it doesn't matter to stumble if the landscape is beautiful and the next step you already know the way.
But, thinking a little more ...
What do you tell me?
For now I invite
@yelainemh and
@yelainemh
VERSIÓN ESPAÑOL
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Mi abuela materna era como el mástil
del hogar, aunque era una mujer de carácter fuerte y aparentemente muy moderna, en ella habitaba algo que siempre llamó "el respeto a las buenas costumbres".
En esas buenas costumbres el "qué dirán" vivía a sus anchas.
"Las niñas son para la casa y los varones para la calle". Imaginen mi sentir cuando veía a mis primos salir de paseo mientras yo debía quedarme en casa porque "¿qué dirían los vecinos y amigos de la familia?"
Claro, dentro de casa o cuando íbamos de paseo a casa de mis abuelos paternos, no habían vecinos mirones cerca, entonces podía escaparme a la arboleda y trepar como ellos al tamarindo, salir de pesca, o ser parte de los que escapaban al canal por un chapuzón, claro, por allí el "qué dirán" giraba sobre otros temas.
Otro "qué dirán" que me tocó enfrentar fue el de los amigos de mi papá, hombre trabajador y dedicado a su familia, fue un buen papá, pero no pensábamos igual y su "qué dirán" me convirtió en la oveja negra de la famila, sobre todo cuando no quise ir a la universidad y terminé en un técnico medio, para más tarde dejar el trabajo que no me gustaba y me empeñé a contracorriente a ser modelo de pasarela.
Para mi papá ser modelo no era un oficio decente.
En lo personal puedo decir que fue el primer empujón para realmente comenzar a crecer como persona: me ayudó a desprenderme de aquella timidez extrema que me cubría al vivir encerrada entre tanto aburrido "qué dirán".
Hoy con mis cuarenta y diez para cantar como Sabina, ignoro totalmente hacerme la pregunta, tengo un hijo autista y he vivido incontables momentos hermosos, él me ha enseñado a ver el mundo con asombro y amor; pero también he vivido la parte del autismo que se presenta como manjar ante la interrogante y eso me ha hecho más fuerte, pues mi hijo es mi orgullo aunque su conducta, en ocasiones, no se acerque ni un tin a las llamadas "buenas costumbres".
Aprendí, con el paso del tiempo, que la vida se hace más ligera cuando olvidas los ojos e ignoras la pregunta. Siempre es bueno que digan algo, así uno también puede sentirse protagonista de la película que se inventen los que viven atados al "qué dirán" y claro, ser protagonista en mi propio vivir.
Gracias a
@iriswrite por la oportunidad de participar y a #holos-lotus por ser el portal abierto para compartir nuestras historias y por supuesto a
@iriswrite que con su encantador post me dió el empujón que necesitaba.
Gracias a todos los que se han detenido con cariño ante mi puerta o asomado a mi humilde ventana.
Hasta mi próximo post, los estaré siguiendo.
Abrazos y no olviden levantar la mirada mientras caminan, no importa tropezar si el paisaje es hermoso y al próximo paso ya conoces mejor el camino.
Pero, pensándolo un poco más...
¿Qué me dicen ustedes?
Por ahora invito a
@yelainemh y
@yelainemh
Esta publicación contiene contenido original, redactado por mí.
Las imágenes todas son de mi propiedad.
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