¡Estamos de parto!

Hoy, 9 de enero, siendo las 10:20 a.m. en Madrid y las 4:20 a.m. en Venezuela, estoy aquí y allá, con la mente revuelta de pensamientos y el corazón inquieto. Me invade la ansiedad mientras me pregunto: ¿qué pasará en mi país? Son horas difíciles, llenas de incertidumbre, pero también de esperanza.

Quiero creer, y rezo porque así sea, que estamos a las puertas de ese final que tanto hemos soñado: el final de una era oscura y triste.

Sabemos que no será un proceso sencillo, y esa certeza alimenta mi angustia. No es cualquier lucha, es una lucha del bien contra el mal. Nos enfrentamos a una banda de criminales confesos, parásitos del poder, que harán uso desmedido e indiscriminado de la fuerza para intentar silenciarnos.

Esta es una batalla histórica, tal vez nuestra última oportunidad para restaurar la democracia en el país. Llevamos un cuarto de siglo, ¡sí, 25 años!, enfrentándonos a un régimen dictatorial y tiránico que destruyó a Venezuela.

Ahora mismo, los venezolanos estamos en la sala de parto, esperando, ansiosos por conocer al nuevo bebé, pero sabemos que este es un parto complicado, complicadísimo, lleno de riesgos, donde la vida de la madre y el bebé están en grave peligro.

Sabemos que es un parto difícil, largo y doloroso, pero también necesario. Confiamos en Dios, en los médicos que asistirán el parto, en la fuerza y voluntad de la madre y también en el bebé, que quiere nacer.

Si lo logramos, daremos vida a una nueva Venezuela, una que resplandezca con el brillo de lo que siempre pudo ser. No obstante, no puedo evitar sentir miedo. Miedo de que, ciertamente, esta sea nuestra última oportunidad.

Enero suele ser un mes tranquilo, de planificación, de reorganización tras el torbellino emocional y financiero de diciembre. Pero este enero es diferente, es otro. Está siendo un enero muy movido y euidoso, marcado por la geopolítica, y siendo testigo de eventos políticos, económicos, sociales y culturales de gran relevancia. En el mundo entero, ahora mismo, están pasando “cositas”.

Por cierto, este es el año de la Serpiente, según el calendario chino, y dicen que es un símbolo de transformación y renovación. Y cómo no creerlo, si hasta el $HIVE ha decidido sorprendernos con noticias más que gratas.

Bueno, mis queridos, me despido por ahora con la esperanza de que el próximo post sea para compartir buenas noticias. Mientras tanto, les deseo un camino lleno de éxitos y bendiciones.

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