Es muy cierto que la imagen de cualquier negocio puede ser tan poderosa para atraer clientela como lo es la calidad de un producto o servicio. No obstante, aquellos emprendimientos que centran todos sus esfuerzos en hacer que su negocio tenga un aspecto atractivo y descuidan la esencia del negocio, es decir, el producto o servicio que ofrecen, pueden fracasar estrepitosamente. Por eso, a veces voy a restaurantes muy bonitos, grandes y bien decorados, pero la comida es de mala calidad y el servicio, pésimo, por lo que la mayoría de las veces están siempre vacíos. Eso me recuerda un refrán popular en Cuba: no te fijes en la carátula, sino en el CD. Y es muy cierto, porque no todo lo que brilla es oro.