Voy navegando por los entresijos de la tarde. En el balcón, las plantas se van quedando sin vida. Las tengo abandonadas como a mi suerte. Nadie me espera al doblar la esquina.
Dicen que de mi tristeza ando muy triste. Que todo lo que escribo es bello, pero no alegre, que no hay rayos de sol en mis letras, que no hay canto a la vida y sí al dolor y a la muerte.
Y yo les digo desde mi silencio que si así soy feliz es porque así me siento, que otra cosa sería una falsedad que no quiero como compañera. Prefiero una lágrima sincera que multitud de carcajadas de entierro donde el muerto nunca es pena.
Voy navegando por los entresijos de la tarde. Mañana, una nueva feliz tristeza en cada momento me espera.