Me quedo impresionada delante de los sucesos de la vida, el diario cotidiano.Fíjense, somos energíaLo manifestamos en vida y después de muertos yo creo que también.Cerca de una floristería de un poblado cercano, falleció una señora y su nuera - con la que nunca se llevó bien - llamó del exterior para mandarle hacer un bello ramo de rosas para que sirviera de ornato al ataúd en ese momento.

Miren lo que me pasó el sabado 9: Salí a comprar un pan que no había y me tropecé por ahí por donde tiene su negocio la china Carolina, metí la mano y ahora tengo una fisura en el radio.Se me hinchó mucho, me hicieron una radiografía, me enyesaron brazo y antebrazo.

"En la cárcel y en el hospital..." - dice el dicho que... "es donde se ven los amigos" Los ángeles que a veces nos acompañan en tan duros momentos que podemos estar viviendo Y este es el caso - en la dictadura de Juan Vicente Gòmez - , en esa generación de jóvenes de 1928, cuando se encontraban en Caracas presos en la famosa cárcel de La Rotunda .

La cultura venezolana se engalana con la participación de las burriquitas en acción. Timón magistral de nuestra tradición con su lindo colorido. Baile cuatricentenario. Bailadoras y bailadores lo realizan con pasión. Desde Oriente, pasando por el Centro, hasta llegar a Occidente va bailando mi burra al son de arpa y tambor recibiendo los aplausos que hacen ruido a montón.

: Picada por la curiosidad continúo leyendo alarmada y dice que "Pesan siete.." - ¡Dios, ten misericordia de nosotros y del mundo entero! - "...maldiciones contra la Villa". Bueno...luego de leer cuidadosamente el escrito, me siento en el deber de divulgar su contenido. Allí enumeran siete maldiciones.

Versión en castellano En la esquina de Régulo Ortega, allí en la calle Comercio de Villa de Cura, estado Aragua, en la otra esquina, la del samán, o, mejor dicho, antiguo bar de Guariguata, no menos de una cuadra de la plaza Bolívar, está un guairense: Renny Avellaneda. Traído desde La Guaira a sus diez años aquí a nuestro pueblo y se quedó para siempre, porque el que toma agua del río Curita nunca más se marcha de aquí.