Imagen de mi autoría generada con ChatGPTDurante meses, me empeñé en hacerla crecer. Compré la matera más bonita que había, la tierra especial que decía “con nutrientes”, le puse el agua como si fuera una poción mágica, incluso le hablaba. Pero nada.

Imagen de mi autoría generada con ChatGPTNo sé por qué pero hay cosas que uno dice que parecen chiquiticas y después se vuelven enormes, como, por ejemplo, una frase mal dicha, un gesto, o incluso un silencio. A mí me pasó con mi mamá.

Imagen de mi autoría generada con ChatGPTEse era el banquito mas incomodo del mundo, cuatro patas de madera muy dura, sin acolchado para sentarse, rechinaba si te movías y tenía una pata un poco más corta que las otras. Pero ahí estaba, en la cocina de mi casa, justo al lado de la nevera, era como el perro viejo que nadie quiere pero que no se atreven a sacar.

Imagen de mi autoría generada con PiclumenHace unos días escuché una frase que me quedó danzando en la cabeza, de esas que no sabes bien por qué te afectan, pero sientes que lo está haciendo: “La fe no está hecha para los débiles.”

Imagen de mi autoría generada con ChatGPTHay una frase que escucho casi a diario entre emprendedores, sobre todo cuando están empezando o están presionados por el dinero del mes.“¡Lo que necesito es vender más!”Y, créeme, yo los entiendo. Uno arranca con hambre de crecer, y claro, en lo primero que se enfoca es en la caja, en mover el inventario, en pagar el local o los sueldos, todo eso está bien, pero con el tiempo, y varios trancazos después, uno se da cuenta de una verdad que muchos no se atreven a aceptar:

Imagen de mi autoría generada con ChatGPTHay cosas que uno dice sin pensar, y otras que, aunque se digan bajito, hacen ruido por muchos días.Creo que fue un martes, ¡bueh! la verdad es que el día no importa, lo que importa es que dije algo que no tenía que decir, mejor dicho, literalmente lo escupí, como quien no se aguanta y lanza lo primero que se le viene a la mente, sin filtro, sin pausa y sin masticar.